Fondo

lunes, 21 de octubre de 2013

Yo confieso.

Lo reconozco, soy más de salado; entonces ¿qué hago aquí?
Uno de los motivos es que cada vez que llegaba la fecha de mi cumpleaños sentía una mezcla de ilusión y terror.  Sí, terror. Terror a la tarta de cumpleaños que con tanta ilusión me compraban mis padres y que yo aborrecía.  Esos sabores tan exageradamente dulzones a yema pastelera, esos bizcochos tan remojados y blandos que en mi casa adoraban. Llegué a odiar la tarta San Marcos, ¡¡¡ pero si fue la tarta de mi boda !!! Sin embargo me volvía loca por las galletas de mantequilla, el hojaldre dulce y “El Bollo”, un mantecado típico de Semana Santa en Avilés (del que algún día pondré la receta). Caí en la cuenta de que no había encontrado “mi tarta”, así que aquí estoy, buscando, probando, experimentando. Poco a poco iré colgando recetas, propias y ajenas que vaya haciendo en este viaje. 

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