Madrid Fashion Cake (o cómo morir de éxito)

Decepcionante, muy decepcionante es la impresión que saqué ayer de esta feria de repostería creativa, nada fashion y poco cake. Esperaba que al ser en IFEMA se trataría de algo más grandioso, el nombre invitaba a ello, pero la realidad es que sólo fue medio pabellón con stand diminutos, desangelado y nada nuevo, ni viejo, que ofertar. Pocos conocidos, pocas tiendas y una parte importante de ellas sólo para mayoristas. La entrada carísima para tan sólo ir de tiendas. No es necesario montar una feria para acceder a un curso de 390 euros impartido por un prestigioso decorador, eso ya existe, sólo es buscar en internet. Para los que querían informarse sobre "cómo montar tu negocio", existen opciones mejores que empiezan por los servicios de tu ayuntamiento, pero antes hay que adquirir conocimientos: dónde se ofertan los mejores cursos, por dónde empiezo. Todo se hizo como un "vamos a montar una feria como sea que esto está de moda". Apenas ofertas dignas de mencionar y que se quedaban en nada con el precio de la entrada.

Barroco Cakes

Después de un primer vistazo rápido a los stands me quedé a ver la demostración del duende de navidad de Barroco Cakes, que sí estuvo a la altura de lo que se esperaba pero que deslucía un contínuo timbre de atención seguido por una megafonía inaudible.







Posteriormente me dirigí a la cola formada para ver las tartas y galletas que concursaban. Una larga mesa mal situada, en el pasillo para acceder a la cafetería, parecía esconderse avergonzada tanto del lugar que le tocó en suerte como de la escasa participación que mostraba.

Precioso ejemplo de bouquet de flores.

Aprovechando la hora de comer y que se reducía la cantidad de público volví a dar otra vuelta por los stands, ahora más despacito, para descubrir que lo que quería no me lo vendían por no ser "una tienda" y me remitían a otras donde curiosamente ya soy cliente en internet.

Quise pensar que al ser domingo los otros dos días podían haber sido mejores pero entonces me invadió un sentimiento de tener todo el pescado vendido que me hizo sentir estafada.

Me volví a casa desilusionada, con la sensación de perder el tiempo y el dinero.