Fondo

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Dos tartas y un cumpleaños.

“Hace 12 años llegó a mi vida una nueva vida.  Hace 12 años empecé a ser madre, a querer, preocuparme, alegrarme y desesperarme como nunca me había ocurrido.

Algún día te contaré como cambió todo, como tu abuelo te miraba como a un milagro, que tu abuela te dio tu primer baño o que tu tía hasta se olvidaba de comer después de una jornada de trabajo por quedarse a tu lado y todo esto ocurría mientras tu padre y yo flotábamos en una nube.

Mientras tanto seguiré estando orgullosa de cómo eres, cómo quieres y cuidas a tu hermana, seguiré dándote esos achuchones que ya te incomodan a tu edad y te seguiré riñendo por no recoger tu habitación.”





Cuando mi hijo Javier cumple años lo celebra dos veces, una sólo en familia y otra con sus amigos. En ambas ocasiones hay tartas, para la primera eligió una sencilla de queso, su favorita, para la segunda celebración pidió que fuese de temática baloncestística y me dio carta blanca con el sabor. Volví a repetir con chocolate y fresa, ya sé que es poco arriesgado pero que cuanto más la hago más me gusta.


Tarta de queso.


Ingredientes:

Estarán a temperatura ambiente.

  • 100 g. de bizcochos de soletilla desmenuzados.
  • 50 g. de mantequilla.
  • 350 g. de queso de untar, tipo philadelphia.
  • 370 g. de leche condensada (1 bote pequeño).
  • 2 huevos medianos.
  • 1 limón (ralladura y zumo)

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Utilizaremos un molde desmoldable de 20 cm y lo engrasaremos. Yo uso spray desmoldante pero se puede usar otra grasa como margarina.

Precalentaremos el horno a 180º.



Se mezclan los bizcochos con la mantequilla formando una masa y se cubre el fondo con una capa generosa. Con una batidora mezclar el queso, la leche condensada, el zumo de limón y los huevos; cuando esté bien mezclado volcarlo en el molde.

Se introduce en el horno durante unos 45 o 50 minutos. Cuando esté fría se desmolda y se cubre con ralladura de limón.

Nota: No la cubrí con la ralladura de limón por mi hija de tres años que suele rechazar “las cositas que ve por encima”


Tarta baloncesto.


Para esta tarta usé los moldes esféricos de Wilton, aparentemente no es muy grande pero estas tartas cunden mucho.

Pensé en un diseño un poco surrealista, mi niño subido a un enorme balón que entra en la canasta y sujetando el tablero que se convirtió en el cartel de su número de cumpleaños.

Su padre que es mi crítico más feroz (porque yo así se lo he pedido) y que siempre me dice su sincera opinión, dijo que no se entendía, a lo que mi hijo respondió que desde cuando se tiene que entender una tarta, que a él le gustaba. Así que bajón y subidón a la vez. 

La tarta tiene un fallito (un gran fallo), después de forrarla la dejé para el día siguiente, baños y cenas tuvieron la culpa (no es cierto, no caí), y no la texturicé; al día siguiente el fondant estaba seco y tuve que dejar un balón liso (¡snif!).

 Para su “mini yo” lo mostré con la greñas que lleva ahora a ver si se da por aludido de que tiene que ir a la peluquería… le encantó y el muñeco terminó en su habitación de recuerdo; pasados varios días y con tanto traqueteo fue rompiéndose y después de pegarlo varias veces le dije:
“- ríndete, y tíralo”,
“- vale pero me quedo con la cabeza”.
Esto último me pasa a menudo, cabezas de muñequitos de mis tartas ruedan por casas de niños, ¡escalofriante!.

La mayor dificultad que encontré al hacerla es mantener su forma esférica ya que al hacerla capas y rellenarla tiende a achatarse, sin embargo cubrirla con fondant sólo requiere de un poco más de tiempo y paciencia.

Puede que no se entienda, puede que no sea la más bonita pero hizo a mi hijo feliz y eso la convierte para mi en la mejor tarta del mundo.