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miércoles, 27 de abril de 2016

Tarta gimnasia rítmica


Laia quería regalar a su entrenadora de gimnasia rítmica una tarta por su cumpleaños, así que vino a encargármela y naturalmente la dije que no.

Sí habéis leído bien. ¿Por qué le dije no? Conozco a Laia y a sus 12 años tiene múltiples cualidades, entre ellas están la de ser una cocinillas y una artista dibujando y creando manualidades así que la propuse que la hiciera ella con mi ayuda.

Lo primero que le indiqué es que pensara en el diseño en función del número de invitados y el sabor de la tarta.  Siempre digo que si algún día monto un negocio de tartas ella será mi heredera, y una vez más lo demostró. Me trajo un boceto detallado donde especificaba formas, colores, pisos, sabor, relleno; increíble, todo muy profesional.

Siguiendo esas indicaciones el trabajo fue muy fluido. Nos dedicamos juntas a confeccionar la tarta en las tardes que no estábamos ocupadas con nuestras obligaciones. Lástima que el último día un problema de agendas no nos permitió reunirnos y tuve que darle yo sola el empujón final, pero fue una experiencia preciosa.



El diseño.



Laia decidió que fuera de dos pisos de distinto tamaño, no la quería de fondant sino cubierta de crema de mantequilla con forma de pétalos, la gimnasta y la placa sí irían en fondant y estaría coronada por una banderola.

Esta técnica de los pétalos para cubrir una tarta es muy sencilla, se trata de ir poniendo con una manga pastelera columnas de bolas de mantequilla y aplastarlas con una cuchara en un movimiento de desplazamiento hacia un lado. Es muy fácil pero cuando hay que aplicarla a una tarta grande a se hace pesada. Os dejo un video demostrativo de “The Boy Who Bakes”, está en inglés pero no hace falta entenderlo.

Debido al tamaño de la tarta tuvimos que corregir un par de veces la postura de la muñeca pero esas correcciones también las hizo Laia pues tenía que ser una postura correcta de gimnasia rítmica.

No dejó nada al azar, el maillot tenía que ser blanco con una franja roja y falda de flecos, incluso el tapiz debía tener su color concreto, marrón rodeado de una cenefa más oscura.

El sabor.


También lo tuvo clarísimo, bizcocho de chocolate relleno de buttercream de chocolate blanco. Un acierto. La receta del bizcocho es esta de Bea Roque, hicimos doble cantidad que nos dio además para unas magdalenas para el desayuno (sí, magdalenas y no cupcakes porque no llevaron crema).

Buttercream de chocolate blanco.

Con esta cantidad nos dio para un relleno generoso y una primera capa exterior del piso inferior, la llamada tapamigas, así que la repetí dos veces más .



  •          250 g. mantequilla a temperatura ambiente.
  •          250 g. azúcar glass.
  •          150 g. chocolate blanco de calidad.
  •          1 cucharada de leche.






Se derrite el chocolate blanco, bien al baño maría o con cuidado en el microondas, de este último modo se pondrá de medio en medio minuto y se comprobará si está casi derretido, no ha de estar del todo pues con el calor residual y removiendo termina de derretirse y de otro modo corremos el riesgo de que se nos queme. Reservamos hasta que esté casi frio.

Batimos la mantequilla, previamente cortada en trozos pequeños para facilitar la labor, con el azúcar glass y la leche, primero a poca velocidad hasta que no haya peligro de que el azúcar salga volando y después a velocidad alta unos tres minutos, ha de quedar muy cremosa.

Bajamos un poco la velocidad y volcamos en un hilo grueso continuo el chocolate, luego subimos otra vez la velocidad hasta que se integre; de dos a tres minutos.


Todas las tartas que hago son especiales para mí pero esta ocupa un lugar de honor porque la hice con mi querida Laia.