Fondo

lunes, 22 de febrero de 2016

Ya está aquí, ya llegó, la patrulla canina.


Soy uno de esos padres “damnificados” por la falta de existencias de juguetes de la patrulla canina estas navidades. Si bien ya busqué a mediados de noviembre el centro de mando, este  se encontraba agotado mucho antes. La locura se desató, padres contactando unos con otros e informándonos de dónde se rumoreaba que podría quedar alguno en todo el territorio español, eso sí, a precios desorbitados. Llegó un punto en que ya no quise participar de tal despropósito y los Reyes Magos le trajeron a mi hija algunos perritos de la patrulla canina pero no el centro de mando y, no pasó nada, el mundo siguió girando y mi hija quedó conforme con los regalos.

Para febrero, en su cumpleaños, aún no se habían repuesto las existencias así que por si no lo conseguía decidí hacerle un centro de mando en su tarta.
Lo curioso de esta tarta fue que la dificultad no estaba en hacer el adorno, sino el bizcocho. Mi hija me pidió que por favor la hiciese sin lactosa pues tiene una amiga con intolerancia. Curiosamente el bizcocho no me preocupaba, bastaba con hacer uno de yogur de soja, pero no sabía qué relleno ponerle pues a mí me gustan las capas generosas de crema con consistencia para aguantar el peso del fondant, y sin mantequilla no sabía cómo hacerlo. Pedí ayuda al grupo de Facebook “Locas por el fondant” que me dieron un montón de consejos valiosísimos, al final tuve que cambiar de mentalidad y hacer capas finas tanto de bizcocho como de relleno.

Todo lo que puede salir mal salió mal.

El bizcocho se quedó con forma de seta. Por más vueltas que le dí no supe que había pasado, la temperatura había sido correcta, el batido también. Sólo muchos días después se me encendió la bombilla; ¿cómo podía haber sido tan torpe?. La receta fue efectivamente la de un bizcocho de yogur que es de sobra conocido:

  •       1 yogur
  •          ½ sobre de levadura
  •         1 medida del vaso de yogur de aceite de girasol
  •         2 medidas del vaso de yogur de azúcar
  •         3 medidas del vaso de yogur de harina
  •         3 huevos medianos, de los cuales uno lo sustituí por un plátano (a petición de mi hija)


Bien pues el fallo es que este bizcocho sale muy bien cuando es un yogur de leche de vaca porque todos tienen una medida estándar de 125 gr, mientras que el que yo utilicé de soja con un peso bastante más pequeño, con lo que la relación huevos/plátano estaba dimensionada.

Aun así no fue traumático, bastó con tornearlo para tener un bizcocho redondito.

Para el relleno me decidí por un merengue italiano ya que aunque es largo de hacer con una amasadora automática, la dejas funcionando y te olvidas.

La cosa se volvió a complicar con el fondant.

Como dije el adorno en forma de centro de mando fue fácil, no tuve contratiempos y lo hice con suficiente antelación, pero algo tan sencillo y que tantas veces he hecho como forrar una tarta me llevó a la desesperación.

Para empezar había cambiado de marca de fondant, por probar, total para cubrir una tarta… Qué horror, el fondant se llenó de burbujas, tres intentos más tarde la cosa no mejoró y decidí pincharlas, aquello parecía un queso gruyere pero conseguí arreglarlo. En el momento de cubrir la tarta ocurrió lo que más temía y a pesar de la poca crema que llevaba, los discos de bizcocho se desplazaron, y el del centro perdió la forma. Retirar el fondant no era opción y en esos momentos la tarta corrió serio peligro de salir volando por la ventana, así que opté por lo más lógico, me fui a dormir y “mañana será otro día”.

Me pasé la noche soñando cómo arreglar en enésimo desastre, mi marido que es mi mayor crítico, a petición mía, dijo que no estaba tan mal, que no veía lo que yo, pero para mí estaba torcida, con celulitis y patas de elefante, un horror, y aunque no pegaba con la temática decidí cubrirla con volantes de fondant. Curiosamente a las mamás les gustó, decían que parecía que el adorno estaba en una nube y los niños querían comerse el centro de mando.

La fiesta volví a dejarla en manos de “Tu dulce gracias” que preparó una preciosa mesa que resultó ser un marco ideal sin el cual no hubiese resaltado la tarta.





Al final todo salió bien, de sabor también gustó, a mí me resultó empalagosa, pero me gusta hacerlas no comerlas.


Así que ya sabéis, si no sois avezados reposteros cuidado con saliros de la receta, la repostería es una ciencia exacta.

3 comentarios:

  1. Me encanta la tarta!! Yo estoy pensando hacerle una parecida a mi niña por su cumple pero veo difícil lo de darle forma al centro de mando....

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    1. Hola Bea, muchas gracias y perdona la tardanza, he estado de vacaciones y desconectada.
      Para nada es difícil, se trata de un topper y puedes hacer de dos formas la estructura, con RKT si quieres que sea comestible o con porexpan como en mi caso porque lo quería conservar. No pienses en la figura como un todo sino en partes geométricas, un cilindro, varios discos, tres trapecios... Cuando lo cubras con fondant tendrá sentido. Para mi lo más difícil fue el tobogán porque no se sostenía; hice una tira larga, lo dejé secar pero no del todo y entonces ya pude.
      Si necesitas ayuda con algo más concreto no dudes en pedirmela

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