Fondo

domingo, 25 de diciembre de 2016

Galletas muñeco de nieve en trineo



Voy a bautizar a mis galletas de navidad, en general, como galletas viajeras, su destino final está a más de 400 km y después de tres años seguidos ya son una tradición.
Truco para que se mantenga 
la forma al hornear: 
la masa ha de estar muy fría

Este año el protagonista ha sido el muñeco de nieve. Y es “el” y no “un” porque no se puede se puede representar más el espíritu navideño que con la alegría que irradia esta galleta.

He visto este dibujo en varias ocasiones con lo que no sé quién es el autor original, lo que si es cierto es que la originalidad de trasladar el dibujo a galleta con fidelidad y riqueza de detalles es de Patricia Sánchez (ver blog http://galletasyponques.blogspot.com.es/).  Sus preciosísimas galletas me tienen enamorada y es de ella de quien copié descaradamente las mías. Ahora bien, el tener que hacer dos docenas de galletas etiquetadas y embolsadas para regalar me obliga a simplificar el diseño sin que cada galleta que pierda su espíritu. Puede que yo no sea original, tampoco lo pretendo, pero se me da muy bien buscar alternativas más simples.


Y sin más os dejo con las imágenes de mis galletas viajeras.


Diseño previo en papel
Traslado de la silueta

A falta de los pequeños detalles

Terminadas

Todas únicas



Cada una  para un destinatario
Nos vamos de viaje


martes, 13 de septiembre de 2016

Tarta de boquillas rusas.



Me encantan las boquillas rusas, en un momento tienes una tarta vistosa. Sé que hay decoradores maravillosos a los que no les gusta como al Tartero Real, pero yo las adoro, sólo hay que cogerle el punto a la crema y voilá. Luego, si quieres hacer las flores aún más atractivas puedes optar por introducir varios colores en la misma manga pastelera y por supuesto acompañar al bouquet de una disposición alterna de hojas.


Esta tarta era para mi querida Laia que cada vez tiene unos gustos más definidos. Había de cumplir una serie de requisitos, por un lado esta vez compartiría protagonismo con otras dos niñas de su club de gimnasia rítmica, Adriana y Marina, debería tener un aspecto natural y debido a la falta de tiempo,  nada laboriosa pero de dos pisos pues iba casi el equipo al completo.  El sabor en un principio sería de bizcocho de chocolate relleno de plátano caramelizado pero una alergia y la aversión de una de las cumpleañeras cambiaron el relleno a última hora y tuvo que ser una humilde crema de mantequilla con mermelada de fresa, eso sí, muy rica.



Para que las tres niñas fueran protagonistas a la vez puse unas pizarritas con sus nombres y la edad que cumplían, y una vela delante de cada uno de ellos con la idea de que las soplaran al unísono. La crema del relleno también sirvió para cubrir la tarta, sin tampoco mucha delicadeza, con una cuchara marqué unos surcos y el conjunto quedó muy campestre, acorde con el lugar de celebración.


La anécdota del día fue que a la pobre Marina le cambié el nombre y en el cartelito rezaba Mariana, pero lo solucioné con humor y durante el día cada vez que alguien la llamaba por su nombre la decía “que no, que hoy no te llamas Marina, que te llamas Mariana”.

Fue un placer ser partícipe de una fiesta para el equipo de Gimnasia Rítmica de la Sierra de Madrid y conocer a estas chicas, algunas de sus historias de esfuerzo, sacrificio y dedicación por una disciplina muy exigente, unas grandísimas deportistas a su corta edad.

Si queréis saber más sobre club podéis informaros en:























Las recetas son muy básicas por eso hoy no las pongo.

Animaros con las boquillas rusas, es muy fácil.

sábado, 28 de mayo de 2016

Tarta Barbie fashion al estilo Ipoh


Mayo es mayo y por mucho que intentemos hacer trampas escondiendo el sayo en algún lugar recóndito para no ofender al espíritu del sol, mayo se ríe y hace lo que tiene que hacer.

Como esta tarta estaba planificada junto con otras dos para diferentes eventos fui práctica e hice las tres del mismo sabor, bizcocho de chocolate rellena de buttercream de chocolate blanco. Pero mayo traicionero (o no, porque nos tienen avisados desde hace generaciones) hizo retrasar el evento así que congelé el bizcocho a la espera de un tiempo propicio.






















Y es aquí dónde puede entrar una discusión de esas furibundas donde los puristas se enzarzan con los prácticos en si congelar denigra el arte repostero; allá cada cual, esta es sólo mi experiencia, así que cada uno haga de su capa un sayo, sí, sí, para mayo.

Congelé el bizcocho ya frio cortado en capas por una cuestión práctica de espacio en mi congelador. Para ello utilicé varias vueltas de papel film por capa de tal forma que no entrara nada de aire. Para descongelar y creo que esta es la clave, lo dejé a temperatura ambiente la noche anterior y “sin” quitar el papel film, de esta forma no se seca.

El resultado fue un bizcocho de sabor acentuado, fácil de tornear porque no se desmigaba y con la humedad igual a la anterior a ser congelado.


Pero , ¿por qué Barbie al estilo Ipoh?

Ipoh Bakery es una pastelería en Taipéi, Malasia, dónde el diseñador de tartas William Tan eleva a la categoría de arte en el más puro sentido sus creaciones reposteras.  La parte que nos lleva ahora es que los diseños de tarta-vestido para la muñeca Barbie han creado estilo y se habla precisamente de “estilo Ipoh”, caracterizado por la elegancia de unas largas faldas de numerosas capas que permiten ver las piernas de la muñeca.

Si algo he aprendido al hacer esta tarta es que la muñeca Barbie es rara, pero rara, rara, además existen diferentes tipos a cada cual más raro aún.

La Barbie que pudimos “despistar” a la cumpleañera tenía una cadera más alta, en un movimiento de contoneo imposible que intenté imitar para averiguar que pierna avanzaba; casi disloco la mía. Además la pierna adelantada no se quedaba cruzada sino que se desplazaba irremediablemente a la izquierda con lo que el pretendido movimiento “andante ma non tropo” se convirtió en un posado a lo Angelina Jolie. Otra curiosidad al hacerla es que lo que más dificultad me entrañó fue el peinado. Quería hacerle un peinado elegante acorde con el vestido pero la peluquería no es lo mío, si mi pobre hija siempre va peinada igual. 

Cuando después de innumerables peinados fallidos quedó a mi gusto, ataqué a la pobre muñeca con toda suerte de fijadores capilares que encontré por casa: geles, lacas, gominas. No sé si han sido capaces de deshacer el peinado pero la muñeca se cayó al suelo varias veces por pura ley de Murphy del lado del moño y el peinado sobrevivió.












Lo importante es que la cumpleañera, mi querida Emma cumplió 8 años y quedó encantada con la tarta.









martes, 17 de mayo de 2016

Mi primera comunión.


Carlota es una preciosa niña que acaba de hacer su primera comunión y su mamá confió en mí para la tarta de un día tan señalado. Es en cierto modo también mi primera comunión pues es la primera tarta que hago con esta temática.

Me imaginé algo sencillo, con una nota entre elegante y romántica sin perder de vista el toque infantil pues iba destinada a los niños, y todo ello sin que resultara recargado porque el tamaño era de tan sólo un piso de 20 cm.





















Las palabras “primera comunión” me evocan el color blanco así que el bizcocho tenía que estar cubierto de fondant blanco totalmente liso, sin texturas. Para que la niña se sintiera protagonista pinté su nombre en una gran placa de fondant que ribeteé con colorante rosa para que destacase de la cobertura blanca impoluta. Toda tarta de comunión debe llevar un muñequito de comulgante pero no terminaba de decidirme con el estilo, fue la propia Carlota la que me dijo cual le gustaba más y para darle ese toque infantil pero sin ser ñoño hice a la muñeca un poquito cabezona y con una base rosa para distinguirla visualmente de la tarta.  Si bien al principio pensé en poner sólo la muñeca y una flor a modo de pequeño detalle, como no me gustan las cosas centradas di un poco de protagonismo a la parte floral desplazando la muñeca a un lado. No tenía claro si poner una rosa que me encantan o una orquídea así que puse las dos, la orquídea es totalmente inventada repitiendo los toques rosas que aparecen en la tarta. La muñeca simula por detrás tener movimiento a través del vestido y del pelo.


Para el sabor siendo para niños no quise arriesgar, un bizcocho de chocolate con relleno de buttercream de chocolate blanco, un clásico.

Carlota tuvo un estupendo día y yo estoy feliz por haber aportado mi pequeño granito de arena.


Felicidades Carlota.


miércoles, 27 de abril de 2016

Tarta gimnasia rítmica


Laia quería regalar a su entrenadora de gimnasia rítmica una tarta por su cumpleaños, así que vino a encargármela y naturalmente la dije que no.

Sí habéis leído bien. ¿Por qué le dije no? Conozco a Laia y a sus 12 años tiene múltiples cualidades, entre ellas están la de ser una cocinillas y una artista dibujando y creando manualidades así que la propuse que la hiciera ella con mi ayuda.

Lo primero que le indiqué es que pensara en el diseño en función del número de invitados y el sabor de la tarta.  Siempre digo que si algún día monto un negocio de tartas ella será mi heredera, y una vez más lo demostró. Me trajo un boceto detallado donde especificaba formas, colores, pisos, sabor, relleno; increíble, todo muy profesional.

Siguiendo esas indicaciones el trabajo fue muy fluido. Nos dedicamos juntas a confeccionar la tarta en las tardes que no estábamos ocupadas con nuestras obligaciones. Lástima que el último día un problema de agendas no nos permitió reunirnos y tuve que darle yo sola el empujón final, pero fue una experiencia preciosa.



El diseño.



Laia decidió que fuera de dos pisos de distinto tamaño, no la quería de fondant sino cubierta de crema de mantequilla con forma de pétalos, la gimnasta y la placa sí irían en fondant y estaría coronada por una banderola.

Esta técnica de los pétalos para cubrir una tarta es muy sencilla, se trata de ir poniendo con una manga pastelera columnas de bolas de mantequilla y aplastarlas con una cuchara en un movimiento de desplazamiento hacia un lado. Es muy fácil pero cuando hay que aplicarla a una tarta grande a se hace pesada. Os dejo un video demostrativo de “The Boy Who Bakes”, está en inglés pero no hace falta entenderlo.

Debido al tamaño de la tarta tuvimos que corregir un par de veces la postura de la muñeca pero esas correcciones también las hizo Laia pues tenía que ser una postura correcta de gimnasia rítmica.

No dejó nada al azar, el maillot tenía que ser blanco con una franja roja y falda de flecos, incluso el tapiz debía tener su color concreto, marrón rodeado de una cenefa más oscura.

El sabor.


También lo tuvo clarísimo, bizcocho de chocolate relleno de buttercream de chocolate blanco. Un acierto. La receta del bizcocho es esta de Bea Roque, hicimos doble cantidad que nos dio además para unas magdalenas para el desayuno (sí, magdalenas y no cupcakes porque no llevaron crema).

Buttercream de chocolate blanco.

Con esta cantidad nos dio para un relleno generoso y una primera capa exterior del piso inferior, la llamada tapamigas, así que la repetí dos veces más .



  •          250 g. mantequilla a temperatura ambiente.
  •          250 g. azúcar glass.
  •          150 g. chocolate blanco de calidad.
  •          1 cucharada de leche.






Se derrite el chocolate blanco, bien al baño maría o con cuidado en el microondas, de este último modo se pondrá de medio en medio minuto y se comprobará si está casi derretido, no ha de estar del todo pues con el calor residual y removiendo termina de derretirse y de otro modo corremos el riesgo de que se nos queme. Reservamos hasta que esté casi frio.

Batimos la mantequilla, previamente cortada en trozos pequeños para facilitar la labor, con el azúcar glass y la leche, primero a poca velocidad hasta que no haya peligro de que el azúcar salga volando y después a velocidad alta unos tres minutos, ha de quedar muy cremosa.

Bajamos un poco la velocidad y volcamos en un hilo grueso continuo el chocolate, luego subimos otra vez la velocidad hasta que se integre; de dos a tres minutos.


Todas las tartas que hago son especiales para mí pero esta ocupa un lugar de honor porque la hice con mi querida Laia.



 

lunes, 28 de marzo de 2016

Lunes de Pascua. Día del Bollo.




El Domingo de Pascua en Avilés, se da el chupinazo de salida a las fiestas de El Bollo con un pregón que este año ha corrido a cargo de Marc Vigil, director de la aclamada serie de televisión “El Ministerio del Tiempo”.  Dos días de múltiples actividades: desfile de carrozas, festival de música asturiana, encuentro Coral de Habaneras, feria de alfarería, concurso de fabada. El día grande es el lunes y el acto más significativo la comida en la calle, mesas dispuestas por el ayuntamiento a lo largo de la ciudad invitan a todos los avilesinos  a comer unidos como si de una única mesa se tratara.

Pero ya desde la semana anterior las panaderías, pastelerías y confiterías de Avilés trabajan a pleno rendimiento para elaborar los miles de bollos que se consumirán estos días.
Marc Vigil en el rodaje de
El Ministerio del Tiempo

¿Y qué es El Bollo? El bollo es un bizcocho cuatro cuartos glaseado con una forma de cruz griega redondeada que puede tener varios pisos y que se adorna con figuritas de chocolate, flores de oblea, pollitos, plumas. Es el regalo que los padrinos hacen a sus ahijados a cambio de la palma bendecida el Domingo de Ramos.


Palma infantil

Este bizcocho me trae muy buenos recuerdos no sólo de mi niñez porque mi madrina Lola me regalaba siempre uno enorme coronado por una gran figura de chocolate y que tan especial me hacía sentir, sino ya mayor cuando me vine a vivir a Madrid porque llevaba uno a mis compañeros de trabajo y ese día alargábamos un poquito el desayuno, jefes incluidos;  a parte del espectáculo que daba en el autobús con el tremendo paquete a lo Paco Martínez Soria.

Vamos ya con la receta.

Bollo de Avilés.


Mantequilla clarificada líquida y sólida
Como dije es un mantecado cuatro cuartos del que creo recordar que al principio se hacía con manteca de cerdo, pero no estoy del todo segura, puede que la confusión se deba a los múltiples nombres que se le da a la mantequilla, hoy en día se hace con esta, con mantequilla, es decir, con la grasa procedente de la leche de vaca. La curiosidad de esta receta es que pesar de ser un cuatro cuartos, la misma cantidad de los cuatro ingredientes, huevos, mantequilla, azúcar y harina, os encontrareis con pequeñas variaciones, unos dicen que la mantequilla ha de estar clarificada, otros que el peso de los huevos es con cáscara. Bien pues esta es mi receta y el porqué, no es ni mejor ni peor, sólo la mía.

Yo hago el bollo con mantequilla clarificada porque así obtengo mayor porcentaje de grasa pura y se intensifica más el sabor pero si no queréis clarificarla es muy importante que esta sea de muy buena calidad.

Los huevos los peso SIN cáscara, si se trata de un cuatro cuartos la cáscara no interviene en los ingredientes y disminuiría el peso, ya no sería un cuatro cuartos perfecto, además he mirado la receta del cuatro cuartos de Rose Levy Beranbaum (La biblia de los pasteles) y los pesa sin cáscara.

Bizcocho:

Se basan en el peso de los huevos y para los tres moldes utilicé una docena de huevos medianos.
  •           620 gr de huevos sin cáscara
  •           620 gr de harina
  •           620 gr de azúcar
  •           620 gr de mantequilla (en mi caso clarificada)

(NO LLEVA LEVADURA)

Se clarifica con tiempo la mantequilla, se trata de derretirla a fuego muy suave, sin remover,  hasta que esté liquida, así se consigue separar la grasa del resto de “impurezas”, estas se depositarán unas en la superficie en forma de espuma, la espuma se quita con una cuchara, y otras se depositarán en el fondo con lo que la grasa líquida del medio se vuelca a un recipiente con cuidado, si no tenéis buen pulso podéis usar un colador con unas gasas finas para que no caiga dichas “impurezas”. Luego esperamos a que la mantequilla vuelva a solidificarse.

Moldes para El Bollo

Batir la mantequilla con el azúcar hasta que claree. Añadir los huevos despacio, de uno en uno y batir a máxima potencia durante al menos 3 minutos. En este punto y con esta cantidad tuve que volcar la masa en una olla. Ahora se añade la harina tamizada poco a poco y con movimientos envolventes para que la pérdida de aire del batido anterior sea mínima.

Luego se reparte en los moldes previamente engrasados y enharinados. Podéis probar con spray desmoldante pero a mí se me había acabado.

El horno ha de estar precalentado y la temperatura es algo muy particular, preferiblemente tirando a la baja. En mi caso que es un horno nuevo fueron 170º con calor arriba y abajo, ventilador y una fuente de agua soltando vapor en el fondo del horno, nunca pongo los moldes un la bandeja sino en la parrilla; tardó 50 minutos y salió perfecto. A más de media cocción cuando empezaba a tostarse quité el calor de arriba, si no tenéis esa opción se puede poner papel de aluminio tapando el bizcocho o la bandeja del horno por encima para que no se queme.



La consistencia es seca y de miga prieta, se desmiga con facilidad, es ideal para tomar con un café y curiosamente está aún más bueno al día siguiente.

¿Qué pasa si no tengo esos moldes o simplemente quiero uno más pequeño para el desayuno? Pues que se puede hacer en cualquier otro, para uno tipo plum cake usaríamos 3 huevos medianos (unos 150 gr aprox.) y el peso de esos huevos (sin cáscara) determina el del resto de ingredientes.

Glaseado:

  •           100 gr de azúcar glass
  •           50 gr de agua (aprox.)

Hay recetas que hacen este glaseado con leche en lugar de agua, a mí me gusta así.
La cantidad de agua no puedo especificarla porque se trata de ir volcándola poco a poco sobre el azúcar glas hasta tener una consistencia parecida a la miel.


Mazapán (opcional):


En las esquinas de los bizcochos se suele poner unos puntos de mazapán donde se asientan los distintos adornos, a mí personalmente no me gusta pero esta vez lo he hecho para la foto.
  •           50 gr de almendra molida
  •           50 gr de azúcar
  •           15 gr de agua (aprox.)
  •           Colorante amarillo

Se baten todos los ingredientes juntos a máxima potencia hasta obtener una masa con la suficiente consistencia como para que pueda hacerse rosetones con una manga pastelera, esto se consigue echando el agua poco a poco hasta que quede una pasta. Si no queréis usar una manga se hacen unas bolitas con las manos, sobre el glaseado dará apariencia de yema de huevo.


Montaje:


Pues se puede volcar el glaseado en cada bizcocho por separado y luego montar los pisos o como en

mi caso pongo un poco de glaseado en el centro de cada bizcocho para que actúe de pegamento y una vez montado vuelco sobre el piso superior el glaseado y dejo que valla cayendo, si fuese necesario me ayudo de una espátula. Los pisos se colocan en orden menguante haciendo que las esquinas no coincidan con el anterior.


Cuando esté seco el glaseado hago unos rosetones con el mazapán en cada una de las puntas de los bizcocho y pongo los adornos. En mi caso fueron bombones, unos mini pollitos de peluche y unas plumas típicas de El Bollo y que venden en los quioscos de Avilés y coroné con una gallina de chocolate que compré aquí en El Escorial en Paco Pastel y que tanto me recuerda a los bollos que me regalaba mi madrina.




lunes, 22 de febrero de 2016

Ya está aquí, ya llegó, la patrulla canina.


Soy uno de esos padres “damnificados” por la falta de existencias de juguetes de la patrulla canina estas navidades. Si bien ya busqué a mediados de noviembre el centro de mando, este  se encontraba agotado mucho antes. La locura se desató, padres contactando unos con otros e informándonos de dónde se rumoreaba que podría quedar alguno en todo el territorio español, eso sí, a precios desorbitados. Llegó un punto en que ya no quise participar de tal despropósito y los Reyes Magos le trajeron a mi hija algunos perritos de la patrulla canina pero no el centro de mando y, no pasó nada, el mundo siguió girando y mi hija quedó conforme con los regalos.

Para febrero, en su cumpleaños, aún no se habían repuesto las existencias así que por si no lo conseguía decidí hacerle un centro de mando en su tarta.
Lo curioso de esta tarta fue que la dificultad no estaba en hacer el adorno, sino el bizcocho. Mi hija me pidió que por favor la hiciese sin lactosa pues tiene una amiga con intolerancia. Curiosamente el bizcocho no me preocupaba, bastaba con hacer uno de yogur de soja, pero no sabía qué relleno ponerle pues a mí me gustan las capas generosas de crema con consistencia para aguantar el peso del fondant, y sin mantequilla no sabía cómo hacerlo. Pedí ayuda al grupo de Facebook “Locas por el fondant” que me dieron un montón de consejos valiosísimos, al final tuve que cambiar de mentalidad y hacer capas finas tanto de bizcocho como de relleno.

Todo lo que puede salir mal salió mal.

El bizcocho se quedó con forma de seta. Por más vueltas que le dí no supe que había pasado, la temperatura había sido correcta, el batido también. Sólo muchos días después se me encendió la bombilla; ¿cómo podía haber sido tan torpe?. La receta fue efectivamente la de un bizcocho de yogur que es de sobra conocido:

  •       1 yogur
  •          ½ sobre de levadura
  •         1 medida del vaso de yogur de aceite de girasol
  •         2 medidas del vaso de yogur de azúcar
  •         3 medidas del vaso de yogur de harina
  •         3 huevos medianos, de los cuales uno lo sustituí por un plátano (a petición de mi hija)


Bien pues el fallo es que este bizcocho sale muy bien cuando es un yogur de leche de vaca porque todos tienen una medida estándar de 125 gr, mientras que el que yo utilicé de soja con un peso bastante más pequeño, con lo que la relación huevos/plátano estaba dimensionada.

Aun así no fue traumático, bastó con tornearlo para tener un bizcocho redondito.

Para el relleno me decidí por un merengue italiano ya que aunque es largo de hacer con una amasadora automática, la dejas funcionando y te olvidas.

La cosa se volvió a complicar con el fondant.

Como dije el adorno en forma de centro de mando fue fácil, no tuve contratiempos y lo hice con suficiente antelación, pero algo tan sencillo y que tantas veces he hecho como forrar una tarta me llevó a la desesperación.

Para empezar había cambiado de marca de fondant, por probar, total para cubrir una tarta… Qué horror, el fondant se llenó de burbujas, tres intentos más tarde la cosa no mejoró y decidí pincharlas, aquello parecía un queso gruyere pero conseguí arreglarlo. En el momento de cubrir la tarta ocurrió lo que más temía y a pesar de la poca crema que llevaba, los discos de bizcocho se desplazaron, y el del centro perdió la forma. Retirar el fondant no era opción y en esos momentos la tarta corrió serio peligro de salir volando por la ventana, así que opté por lo más lógico, me fui a dormir y “mañana será otro día”.

Me pasé la noche soñando cómo arreglar en enésimo desastre, mi marido que es mi mayor crítico, a petición mía, dijo que no estaba tan mal, que no veía lo que yo, pero para mí estaba torcida, con celulitis y patas de elefante, un horror, y aunque no pegaba con la temática decidí cubrirla con volantes de fondant. Curiosamente a las mamás les gustó, decían que parecía que el adorno estaba en una nube y los niños querían comerse el centro de mando.

La fiesta volví a dejarla en manos de “Tu dulce gracias” que preparó una preciosa mesa que resultó ser un marco ideal sin el cual no hubiese resaltado la tarta.





Al final todo salió bien, de sabor también gustó, a mí me resultó empalagosa, pero me gusta hacerlas no comerlas.


Así que ya sabéis, si no sois avezados reposteros cuidado con saliros de la receta, la repostería es una ciencia exacta.