Fondo

domingo, 4 de noviembre de 2018

Tarta Torii


No podía ser de otra manera y Javi se merecía una tarta con detalles sobre Japón.

Es un entusiasta no sólo de la cultura manga, tan extendida hoy por nuestros adolescentes (y no tan adolescentes) sino de toda la japonesa en general, pasada y presente, su idioma, gastronomía, en definitiva de Japón. Ha tenido, además, la suerte de convivir durante unos días con una familia japonesa en el país del sol naciente y a través de su experiencia, también nosotros nos hemos contagiado un poco de la admiración por ese país, así como aprendido y desmitificado cosas que se dan por sentadas. También nos hemos sentido enormemente agradecidos pues la acogida recibida hacia nuestro hijo nos ha emocionado.
La decoración de la tarta supuso un reto de ingeniería, está claro que si quieres dedicarte a decorar tartas debes saber de arquitectura para que la decoración no se desmorone, por suerte la mayoría de mis tartas son para casa y pueden sobrevivir un viaje de la cocina al salón.



El torii es una arco que sirve de puerta hacia un espacio sagrado. Suele ser de madera y estar pintado en un color llamativo.
Para hacer esta estructura en fondant es evidente que se necesita un esqueleto para unir las piezas y darle consistencia. La forma más sencilla de un torii es de dos postes gruesos verticales atravesados por uno horizontal en el tercio superior y coronado por otro ligeramente curvado en lo más alto. Creo que hacerlo en madera me hubiese resultado más sencillo a pesar de mis nulos conocimientos en carpintería.

Temía que los postes verticales al ser tan gruesos no secaran lo suficiente para endurecerse y adquirir firmeza así que los atravesé con una brocheta, pero hice que la brocheta llegara hasta el final y así también atravesara la parte superior ya que no me fiaba de que pudiera aguantar sólo pegado en los dos puntos de unión. Ese fue el fallo, ya que las brochetas impedían que el travesaño cruzara de lado a lado cada poste con lo que quedó unido de forma débil. ¿Para qué tanto quebradero de cabeza si sólo viaja unos metros? Siempre que hago una tarta la imagino sólida como si tuviera un largo viaje lleno de baches. Debería por tanto haber usado dicho travesaño para dar consistencia a la estructura,de tal forma que atravesara horizontalmente con un largo palillo los dos postes verticales, haber usado las brochetas hasta la mitad de cada poste y por la parte superior de los mismos introducir un palillo desde el travesaño y lo suficientemente largo para que se pudiera clavar en la parte de arriba.  Otro de los inconvenientes de no haber estructurado bien el toper fue que al clavarlo en la tarta se torció y no quedó con la inclinación que había imaginado, lo clavé un par de veces y siempre se torcía así que tuve que dejarlo porque sino los distintos agujeros de la tarta no se iban a poder disimular con la base del torii.
HA BI E RU
Los dibujos los hice sobre rosetones porque el fondant que cubre la tarta estaba demasiado blando para dibujar con rotulador (de tinta comestible, por supuesto) y sólo conseguiría que se clavara en exceso y no pintara, así que utilicé una pieza de fondant fina que endureció enseguida al amasarla con un poco de cmc, además, antes de cortar la tarta, pude separar los dibujos y ahora los conserva de recuerdo. El cartel central tiene escrito en caracteres kanji una aproximación sonora del nombre de Javier, cada símbolo representa una sílaba lo más parecida a sus sonidos, en realidad lo que pone es “HA BI E RU”.
Cuando entrego una tarta (sí, entrego, aunque sea en mi casa), no incluyo las velas en la decoración pero esta vez tengo que reconocer que las velas que tenía en casa le iban muy bien.

Y la tarta era de bizcocho de zanahoria rellena de crema de queso.

La receta la podéis encontrar en el libro “Objetivo: Tarta perfecta” de Alma Obregón.
La crema de queso siempre me da quebraderos de cabeza. Por más que aumente o disminuya alguno de sus ingredientes, a la hora de trabajarla pierde consistencia así que se me ocurrió añadir a la crema gelatina neutra…
-          ¡Qué original Ana, como no se le ha ocurrido a nadie antes!,
-         Bueno vale, pero lo pensé yo solita

Buttercream de queso
-         una tarrina pequeña de queso en crema tipo Philadelphia pero que no sea light y muy fría, 200 g.
-         125 g. de mantequilla
-         400 g de azúcar glass
(para una consistencia firme, además:)
-         2 cucharadas de leche
-         1 sobre de gelatina neutra en polvo
El queso ha de estar frío, de nevera, no se debe sacar hasta el momento de ser utilizado.




Mezclar la leche y la gelatina, dejar reposar y cuando veamos que está hidratada calentarla un poco al microondas para que se vuelva líquida. Dejar entibiar.

Se bate la mantequilla con el azúcar a baja velocidad hasta que no haya peligro de que el azúcar salga volando, a continuación se bate a velocidad alta hasta que quede una consistencia cremosa y la mantequilla haya blanqueado.
Añadir el queso recién sacado de la nevera y batir a velocidad alta hasta que se integre. No os excedáis en el batido o perderá consistencia.
(para una crema más firme seguimos)
Añadir la gelatina que deberá estar líquida y tibia y seguir batiendo hasta integrar.

En fin, que no es una idea original pero sí efectiva. Sin embargo aunque está bien como relleno  es demasiado recia para cubrir una tarta así que la capa tapa migas era de esta crema pero la capa final de crema de queso sin gelatina. Con o sin gelatina su sabor no varía y está riquísima.
Gracias por leerme.
有り難う