Carlota es una preciosa niña que
acaba de hacer su primera comunión y su mamá confió en mí para la tarta de un
día tan señalado. Es en cierto modo también mi primera comunión pues es la
primera tarta que hago con esta temática.
Me imaginé algo sencillo, con una
nota entre elegante y romántica sin perder de vista el toque infantil pues iba
destinada a los niños, y todo ello sin que resultara recargado porque el tamaño
era de tan sólo un piso de 20 cm.
Las palabras “primera comunión” me
evocan el color blanco así que el bizcocho tenía que estar cubierto de fondant
blanco totalmente liso, sin texturas. Para que la niña se sintiera protagonista
pinté su nombre en una gran placa de fondant que ribeteé con colorante rosa
para que destacase de la cobertura blanca impoluta. Toda tarta de comunión debe
llevar un muñequito de comulgante pero no terminaba de decidirme con el estilo,
fue la propia Carlota la que me dijo cual le gustaba más y para darle ese toque
infantil pero sin ser ñoño hice a la muñeca un poquito cabezona y con una base
rosa para distinguirla visualmente de la tarta.
Si bien al principio pensé en poner sólo la muñeca y una flor a modo de
pequeño detalle, como no me gustan las cosas centradas di un poco de
protagonismo a la parte floral desplazando la muñeca a un lado. No tenía claro
si poner una rosa que me encantan o una orquídea así que puse las dos, la
orquídea es totalmente inventada repitiendo los toques rosas que aparecen en la
tarta. La muñeca simula por detrás tener movimiento a través del vestido
y del pelo.
Para el sabor siendo para niños
no quise arriesgar, un bizcocho de chocolate con relleno de buttercream de
chocolate blanco, un clásico.
Carlota tuvo un estupendo día y
yo estoy feliz por haber aportado mi pequeño granito de arena.
Felicidades Carlota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario