Me encantan las boquillas rusas, en un momento tienes una
tarta vistosa. Sé que hay decoradores maravillosos a los que no les gusta como
al Tartero Real, pero yo las adoro, sólo hay que cogerle el punto a la crema y
voilá. Luego, si quieres hacer las flores aún más atractivas puedes
optar por introducir varios colores en la misma manga pastelera y por supuesto
acompañar al bouquet de una disposición alterna de hojas.
Esta tarta era para mi querida Laia que cada vez tiene unos
gustos más definidos. Había de cumplir una serie de requisitos, por un lado
esta vez compartiría protagonismo con otras dos niñas de su club de gimnasia rítmica,
Adriana y Marina, debería tener un aspecto natural y debido a la falta de
tiempo, nada laboriosa pero de dos pisos
pues iba casi el equipo al completo. El
sabor en un principio sería de bizcocho de chocolate relleno de plátano
caramelizado pero una alergia y la aversión de una de las cumpleañeras
cambiaron el relleno a última hora y tuvo que ser una humilde crema de
mantequilla con mermelada de fresa, eso sí, muy rica.
Para que las tres niñas fueran protagonistas a la vez puse
unas pizarritas con sus nombres y la edad que cumplían, y una vela delante de
cada uno de ellos con la idea de que las soplaran al unísono. La crema del relleno también sirvió para cubrir la tarta, sin tampoco mucha delicadeza, con una cuchara marqué unos surcos y el conjunto quedó muy campestre, acorde con el lugar de celebración.
Fue un placer ser partícipe de una fiesta para el equipo de Gimnasia Rítmica de la Sierra de Madrid
y conocer a estas chicas, algunas de sus historias de esfuerzo, sacrificio y
dedicación por una disciplina muy exigente, unas grandísimas deportistas a su
corta edad.
Si queréis saber más sobre club podéis informaros en:
Las recetas son muy básicas por
eso hoy no las pongo.
Animaros con las boquillas rusas, es muy fácil.
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