Cuando tienes niños, propios o ajenos, el tiempo sufre una
aceleración que convierte los años en suspiros. Si 20 años no son nada como
dice la canción, 11 muchos menos, y sin embargo es toda la vida de mi querida
Laia.
Las etiquetas no siempre se emplean de forma adecuada y si decir “mi vecina”
es un término físicamente exacto no lo es emocionalmente. Aún la recuerdo tan
pequeña en brazos de su madre acariciándome el pelo, y aunque hoy es casi una
mujercita siempre será mi niña.
Y es así como mi niña, aún niña, quería para su tarta de
cumpleaños un minion.
Tenía muchas ganas de hacer uno de estos simpáticos personajes.
Me hubiese gustado hacerlo de pie, bailando, pero la falta de tiempo (otra vez
ese canalla invisible) me lo impidió. Aun así estos muñecos son tan simpáticos
que simplemente sentados resultan graciosos. La complejidad de la tarta no
depende tanto del personaje como de cuál será su pose, así pues este modelo en
concreto es muy simple.
Lista para la entrega |
El problema, una vez más, surgió a la hora de cortar la
tarta… nadie quiso hacerlo, dicho “honor” volvió a recaer en mi mientras miradas
de incredulidad se fijaban en el cuchillo recorriendo la espalda del minion.
Por suerte esa sensación desapareció con el primer bocado y
del minion sólo quedó el recuerdo.
El bizcocho volvió a ser de chocolate y el relleno de
nesquík de fresa (ver Tarta Osito Gigante), realmente jugoso y la combinación
de sabores acertada.
Puede que fuera su cumpleaños pero la carita de ilusión al
ver su tarta fue un regalo para mí, qué más se puede pedir.
¡Felicidades mi niña!
Sencillamente espectacular!!!!
ResponderEliminarTodos alucinados!!!!!
Volveremos a contratarte y pronto!!!!
Muchas gracias a vosotros por creer en mi y acompañarme en esta aventura.
Eliminar