Se nos ha ido de las manos, a mí también, lo reconozco. Los
cumpleaños empiezan a ser pequeñas ceremonias planificadas con antelación, con
alquiler de local, decoración y espectáculo, un auténtico dineral para agasajar
a ¿los niños?
Después de haber vivido muchos cumpleaños infantiles lo que
tengo claro es que los niños quieren espacio; correr, saltar, gritar, ser
niños. Si el tiempo lo permite lo ideal es al aire libre, pero ¿qué hacemos
cuando eso no es posible?
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The Nanny Diaries |
No entremos en pánico. Lo primero es ser sinceros con
nosotros mismos y buscar a nuestro niño interior. Si sólo nos preocupamos por
el “glamour” para quedar bien acabaremos con niños hastiados; eso me recuerda a
la película “Diario de una niñera” (“The Nanny diaries”) donde la madre en su
mundo de alto standing olvida a su hijo y le prepara un cumpleaños con payasos
alternativos sólo pensando en ser la más chic, la cara del pequeño es un poema.
Como he dicho los niños quieren jugar, así que lo primero es
buscar un local amplio donde puedan correr, saltar, ser niños, les puedes
ofrecer pintarse la cara, cuadernos para colorear o pegatinas. Luego la
merienda, qué quieren; en mi día a día y aun siendo yo “Terapia de azúcar” mis
hijos apenas tienen acceso a procesados, alguna galleta y poco más así que en
los cumples levanto la mano y les doy lo que quieren, chocolate, gusanitos y
muchos otros productos que han de ser una excepción, así de paso también los
disfrutan más. La decoración; si son pequeños os aseguro que les encantan los
globos pero a medida que discurre el cumple deberían tener oportunidad de
hacerse con ellos y poder explotarlos, se pueden colgar unos pocos de una
cuerda a modo de guirnalda y el resto esparcidos por el suelo.
Con todas estas premisas, este año además he querido
probarme y montar yo solita el cumple de mi peque que hacía 6 años. Lo primero, como siempre hago tartas
decoradas, fue el motivo de la misma, eligió “la selva”. Tener a tu clienta en
casa puede ser agotador, cada día se le ocurría un nuevo animalito para añadir…
“quiero un elefante, ahora un mono y también un dinosaurio”, ahí tuve que
plantarme. Ya con la tarta en proceso había que seguir con la mesa de
cumpleaños. Lo mejor es hacer un boceto y una lista de aquello que se quiera
servir.

La decoración. Aquí la imaginación es libre y el bolsillo limitado. Para facilitar el trabajo existen muchas tiendas especializadas en decoración de fiestas. En mi caso opté por colores que pegaran con la temática de la tarta. La decoración fue muy sencilla, un faldón para la mesa que puedo reutilizar, un mantel desechable, una guirnalda de globos, unos abanicos y un photocall con temática de selva. Los stands de pisos los hice con cartones reciclados. Lo que les llamó la atención fue tener que servirse las chuches en vasitos utilizando pinzas o cucharas de servir, les encanta la autonomía.


El resultado de montar yo sola el cumple fue estresante pero
mereció la pena.
¿Y vosotros qué hacéis?